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Foto del escritorLic. Adriana Guraieb

Bichos raros: las parejas que llevan años juntos en una sociedad divorciada - Lic. Adriana Guraieb

Carola Reyna y Boy Olmi son una de las parejas más legendarias del ambiente artístico: llevan 30 años de casados.


Vivimos en una sociedad divorciada donde las separaciones son moneda corriente. El compromiso del “hasta que la muerte nos separe” es cada vez más infrecuente. En medio de esta realidad, donde cambian las estructuras familiares y expectativas sociales, las parejas que llevan muchos años juntas y vencen su talón de Aquiles son vistas como excepciones que sorprenden a las nuevas generaciones. Bichos raros.


Así lo expuso hace unas semanas Juan Leyrado en una entrevista en Clarín, en la que contó que, tras vivir durante más de 40 años con María, su mujer, notaron que todos sus amigos estaban separados. “Estamos tan psicoanalizados que nos preguntamos si hacíamos algo mal. Fuimos a terapia de pareja, en dos oportunidades, para tener dos opiniones. Desde el punto de vista clínico, no descubrimos motivos para separarnos. Nos acostumbramos a vivir felices y juntos toda la vida”, asumió.


Pero no es el único caso en el ambiente artístico. La historia de amor entre Carola Reyna y Boy Olmi es una de las más legendarias. Comenzó a escribirse hace más de 30 años y se coronó en 1994 con la celebración del matrimonio. En diálogo con Clarín, Carola confiesa que es la mirada de los otros, cuando dicen “30 años, qué increíble, cómo hicieron”, lo que le hace sentir algo particular.


“Cuando nos vamos a dormir, nos miramos y decimos: “¿Vos otra vez acá?”. Nos llama la atención y nos reímos”, responde entre risas ante la consulta de cómo percibe su realidad.


Y reflexiona: “Siempre digo que me tocó el mismo compañero de carrito en una montaña rusa larga con subidas, bajadas y pendientes. A veces, siento que somos una brújula o un estandarte de que esto es posible y eso está bueno. Creo que el humor es una gran ayuda y que la suerte acompaña. No hay fórmulas, pero es clave compartir ciertos agujeros que todos tenemos, ser muy conscientes de dónde hace agua cada uno y ser benévolo con el lado B del otro”.


Boy Olmi y Carola Reyna conservan más de 30 años de amor. Se casaron en 1994.


Sin embargo, con la polarización del "no puedo vivir sin ti" al "mejor solos que mal acompañados" cambiaron los modelos de relación. Ya no rige el imaginario construido en torno a la idea de amor romántico. Para Florencia Alifano, licenciada en psicología, los cambios culturales y sociales que atravesamos pueden influir en cómo las personas perciben y mantienen sus vínculos a largo plazo.


“En la época de nuestros abuelos, las parejas se comprometían no sólo por amor sino también por deber y responsabilidad hacia la familia y la comunidad. Pero en la sociedad actual, hay un cambio significativo hacia el individualismo y la autonomía personal. Las personas tienden a valorar más su propia felicidad y están dispuestas a tomar decisiones que les permitan buscar su plenitud por fuera del matrimonio o de una relación de pareja”, analiza.


Y explica: “Este enfoque más individualista puede llevar a una menor tolerancia hacia las dificultades y los desafíos normales que enfrentan las parejas a lo largo del tiempo. La presión para mantener una relación perfecta puede ser agotadora y las expectativas poco realistas sobre el amor romántico y la felicidad permanente que muestran las redes sociales pueden contribuir a la insatisfacción y a la decisión de poner fin al vínculo ante el primer obstáculo significativo que se presente”.


Por qué el divorcio hoy es la norma


Valeria Wittner es profesora a cargo de Clínica Sistémica en la UBA. “En mi experiencia clínica, los divorcios y separaciones se asocian con un fuerte desencuentro en la expectativa y filosofía de vida. Suelen ser más frecuentes en grandes ciudades porque allí se presentan factores externos que parecen complotar contra la vida en pareja: no es fácil sostener espacios de intimidad, afecto y confianza mutua”, describe.


"¿Qué está pasando hoy con el amor? ¿Está líquido, gaseoso o en vías de extinción?", indaga Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), ante la consulta de Clarín. "El rol de la mujer ha cambiado sustancialmente al salir al campo laboral, insertarse en múltiples carreras universitarias, planear la familia y desarrollar un proyecto propio. Todo esto incidió en la concepción de los diversos modelos de pareja posible en el siglo XXI”, considera. Alifano acuerda: las mujeres hoy son financieramente independientes y eso las habilita a no “soportar” matrimonios que no las hacen felices.


Rupturas: los factores de quiebre


Las especialistas consultados coinciden en que las separaciones responden a diversas razones y pueden ser gatilladas por múltiples eventos. “Las parejas atraviesan diferentes etapas en su ciclo vital -como la crisis de los 40, la crianza de hijos y la jubilación- las cuales pueden generar estrés y situaciones de tensión”, señala Wittner.


Y justifica: “La terapia de pareja es un ámbito que ha crecido exponencialmente y el gran desafío está vinculado con una perspectiva psicosocial, desde la cual uno observa al mundo. Los motivos de consulta dependen de la edad de las personas, las variables de accesibilidad económica y del contexto en el que estén inmersas. Eligen la terapia como un intento de resolución. Los problemas no siempre son resolubles, pero esto no indica que el tratamiento no sea exitoso. La clave es que se quieran”.


Los pacientes de Alifano prefieren hacer terapia de manera individual para mejorar la vida en pareja. “Buscan estar bien con uno mismo para poder estar bien con los demás. Los temas que más se tratan son cómo mejorar la comunicación, fortalecer la conexión emocional y evitar caer en relaciones tóxicas, además de la ansiedad que provocan los vínculos”, narra Alifano.


Entre los motivos más frecuentes que llegan al consultorio de Guraieb, sobresalen la falta de comunicación, la distancia emocional que produce el hastío de la rutina o el malestar por la ausencia de relaciones sexuales. “Es necesario no solo organizar la planificación de un alquiler, un ahorro para comprar una casa y/o para tomarse vacaciones una vez al año, sino fomentar la creatividad en la vida cotidiana. Se necesita un espíritu de entusiasmo y lucidez para escapar de la rutina”, expresa Guraieb.


Otro factor de desgaste, señala, es el económico, por ejemplo cuando uno de los miembros tiende a la compra “compulsiva” y el otro a ser muy retentivo con el dinero. Enumera además las críticas a la pareja delante de otros, las discusiones cotidianas y la simbiosis con el costo de renunciar a los deseos y proyectos personales que deriva en malestares traducidos, tiempo después, en crisis y rupturas.


Parejas longevas


Carlos Alberto Cagliano (55) y Daniela Savarese (55) se casaron en 1994. Tenían 24 años y llevaban en sus espaldas un noviazgo de cinco. Todavía se emocionan cada vez que suena Can't Help Falling In Love de Elvis Presley, el tema que eligieron para ir al altar. Pero cuando observan a su alrededor, se encuentran con demasiadas separaciones. Incluso, las hermanas de Daniela formaron familias ensambladas.


Carlos Alberto (55) Cagliano y Daniela Savarese (55) se casaron cuando tenían 24 años y llevaban en sus espaldas un noviazgo de cinco años.


“Nos miramos y decimos qué bendecidos somos por seguir juntos a pesar de todas las crisis que atravesamos. Nos sentimos como casos de excepción”, confiesan.


El matrimonio afrontó varias crisis: pérdidas de seres queridos, enfermedades y batallas por quedar embarazados. “De hecho, hicimos un tratamiento in vitro para nuestro primer hijo Matías que ya tiene 25 años y es cirujano”, le cuentan a Clarín. Después nacieron Gastón (22) y Donatella (18). “El nacimiento de la más chica nos cambió la forma de ver la vida. Tiene síndrome de Down y eso nos unió aún más. Hoy, disfrutamos del día a día y festejamos cada esfuerzo”, revelan.


¿Hay una fórmula para durar tantos años? “Es como un bingo. Uno apuesta a todo y la vida te depara el resultado. La tolerancia, el compañerismo y el respeto por los tiempos del otro son claves. Si enfrente no me hubiera encontrado con una pareja que tuviera los mismo valores y objetivos, difícilmente hubiera podido durar tanto tiempo”, resume Daniela y se funde en un abrazo con su esposo.


Ana María Castro (78) y Oscar Alberto Savarese (79) atesoran 62 años de amor (57 de casados y 5 de noviazgo). Empezaron a salir en la época de "Popotitos" de los Teen Tops. Aseguran que se siguen eligiendo porque el amor continúa latente como el primer día, más allá de las diferencias que puedan tener en sus modos de ser.


Ana María Castro (78) y Oscar Alberto Savarese (79) atesoran 62 años de amor.


“No vemos la vida el uno sin el otro. No le encontramos sentido si no estamos juntos. Cada uno respeta los tiempos y pensamientos del otro”, describen.


Y están convencidos de que las que tienen que hacer terapia son aquellas parejas que no pueden convivir. “Para nosotros, los bichos raros son las nuevas generaciones que están todas separadas. La nuestra tiene largos y únicos matrimonios viviendo en total armonía junto a sus familias”, definen.


Marta Rosa Bonano (77) y Oscar Silvestre García (85) viven en Lanús Este. El próximo 2 de febrero celebrarán 59 años de matrimonio. “Somos una pareja de estilo antiguo. Son varios años compartiendo la vida en la que no dejamos de atravesar pequeñas crisis, pero todas las noches y mañanas nos saludamos con un beso. Dios me premió con este marido que a lo largo del tiempo se transformó en un gran compañero. Ahora, lo tengo que comprender y ayudar”, expresa Marta.


Marta Rosa Bonano (77) y Oscar Silvestre García (85) conservan 58 años de amor.


Y explica: “Es que mi esposo no se adapta mucho a esta sociedad moderna, pero como yo la entiendo porque suelo hablar de todo esto con mis nietas adolescentes, intento que la vaya comprendiendo. Además, tenemos dos hijos separados que integraron familias ensambladas".


Mario Alberto Skender (65) y Claudia Raquel Petroccelli (60) están unidos desde hace 18 años. “Él con sus tres hijos y yo con los dos míos, nos pusimos al hombro esta familia para criarlos como hermanos y creo que lo hicimos bastante bien. La clave para conservar y valorar este amor es tener tolerancia y paciencia. Creo que hay que saber callar en el momento justo para no confrontar y, en todo caso debatir en privado, respetando las decisiones y tiempos del otro”, resume.


Mario Alberto Skender (65) y Claudia Raquel Petroccelli (60) están unidos desde hace 18 años.


Longevidad en el amor


Las parejas que duran toda la vida no lo hacen por casualidad. Suelen compartir una serie de características: respeto, tolerancia, capacidad empática con el otro, actitudes de cuidado y resguardo, compromiso, dedicación mutua, comunicación efectiva, entre otros. ¿Por qué las parejas longevas son vistas como una “rara avis”?


“En décadas pasadas, el matrimonio era visto como una institución permanente y estable en el que las presiones sociales y religiosas jugaban un papel preponderante. En cambio, hoy, las relaciones evolucionaron hacia una mayor valoración de la autonomía personal y sienten menos obligación de permanecer juntas si ya no cumplen con sus necesidades emocionales”, aventura Alifano.


“En la sociedad actual, un amor que dure toda la vida no es una utopía sino que depende de la expectativa e idiosincrasia. Las parejas que siguen juntas de manera saludable aprenden en conjunto a transmitir lo que necesitan. Pueden mantener e ir reconstruyendo un proyecto que irá cambiando a lo largo del ciclo vital. La exigencia que se les impone es tolerar la expectativa personal de cada miembro e incorporarla a la pareja como algo que no resulte un desafío ni amenace el crecimiento personal”, interpreta Wittner.


“El amor es un trabajo diario y continuo. No tiene vacaciones ni feriados. Nos nutre la vida y le da sentido. Es importante tener conciencia de lo que se ha construido y cuidarlo. La tolerancia, la paciencia y el respeto son los bastiones de sostén en las parejas que llevan muchos años de convivencia”, concluye Guraieb.

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