Hablar de la mujer sola es un hecho históricamente inédito. Las mujeres hoy pueden moverse por el mundo sin compañía, ni hijos, ni maridos, ni familia.
Casarse, encontrar al “hombre salvador” ha dejado de ser la máxima aspiración. El desarrollo personal y profesional se han convertido en proyectos que interesan a la mujer: hay un cambio de valores y modelos, quieren ser independiente, profesional y afectivamente.
Históricamente la mujer ha vivido bajo la protección patriarcal y eran consideradas seres dependientes que teniendo la compañía de un hombre-marido elevaba su estatuto social. La falta de amor de pareja las ubicaba en una situación de inferioridad, en un no-lugar en el mundo, por ello la mujer ha tenido que seducir para ser amada, para conquistar y sobrevivir. Pero con el paso de los años la mujer fue abandonando los círculos cerrados de “oportunidades” para brirse al mundo y dejar los mandatos generacionales. Y poder acceder, si le place, a una soledad tranquila, por elección. Que una mujer viva sola, no significa que viva aislada.
Licenciada Adriana Guraieb . Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA).