Qué es el grooming y cómo prevenirlo
Las nuevas tecnologías han resultado ser un gran avance
en nuestra sociedad y en la actualidad, aquellos más
jóvenes que no disponen de un perfil social en las redes se
quedan al margen de su realidad. Tener un perfil en las
redes sociales puede comportar muchas ventajas en la
socialización y se ha convertido en la fuente de
entretenimiento principal.
Sin embargo, nos topamos frente a una realidad y es que
su uso ha facilitado la aparición de más casos de abuso
sexual a menores. Antes debíamos preocuparnos de que
los niños no se quedaran solos en un parque o no
frecuentaran determinados lugares, pero ahora los más
pequeños pueden estar siendo acosados desde casa, un
fenómeno conocido como "grooming". ¿Cómo podemos
evitarlo? Para conocer qué es el grooming y cómo
prevenirlo, sigue leyendo este artículo de Psicología-
Online.
¿Qué es el grooming?
Existen diferentes tipos de grooming. Aunque su
presentación más habitual sea entre un adulto y un menor,
el grooming también puede darse entre menores, no
obstante generalmente tiende a haber una gran diferencia
de edad, siendo el mayor el abusador.
Grooming: significado
El grooming, también llamado engaño pederasta, es
el ciberacoso ejercido por un adulto hacia un menor,
con el objetivo de obtener fines sexuales. Para ello, el
adulto busca establecer una relación y control emocional
sobre el menor, con el objetivo de preparar el terreno para
un posible abuso sexual, ganándose la confianza del
niño/a.
Por ello, este tipo de ciberacoso o ciberbullying tiende a
relacionarse con la pederastia, puesto que ante la negación
del menor de aceptar lo que el adulto le pide, se utilizan las
imágenes para difundirlas.
¿Cómo prevenir el grooming?
¿Cómo evitar el grooming? La principal herramienta para
poder prevenir el grooming se funda en el conocimiento de
su existencia, del mismo modo que alertamos al menor que
debe tener cuidado al cruzar la calle o que no debe
frecuentar zonas determinadas de una ciudad, porque
pueden atracarle, es imprescindible que el menor
reconozca los peligros que puede comportar hacer un
uso inadecuado de las plataformas de Internet y sobretodo,
las redes sociales para evitar el grooming.
El desconocimiento del menor frente a estas prácticas le
convertirá en una victima más vulnerable frente a ellos, por
este motivo es fundamental mostrarles a sus padres un
conjunto de pautas para fomentar la prevención de este
ciberacoso. Para prevenir el grooming es necesario:
Seguridad. Es indispensable el aprendizaje del uso de las
redes sociales de una forma segura, evitando introducir
información personal sobre por ejemplo, la localización del
menor o sus hábitos en su vida cotidiana, como por
ejemplo las extra-escolares, los lugares que más
frecuenta,…
Privacidad. Hacerle comprender al menor la importancia
de la privacidad y enseñarle a hacer uso de las
herramientas de las redes sociales que preservan esta
privacidad. Además de educarle en la capacidad de
decisión en aceptar a sus amistades en las redes sociales,
evitando aceptar a las personas desconocidas, así como
evitando a aceptar invitaciones a mensajes o juegos
privados extraños.
Casos de grooming. Mostrarle a los hijos las diferentes
noticias publicadas en referencia a casos de grooming,
para que tomen consciencia de dicha situación e
información y observen que estos hechos se dan de
manera cotidiana y le pueden suceder a cualquiera.
Toda información que pueda presentarse parecerá
insuficiente, no obstante la prevención empieza en la
consciencia y la comprensión del menor hacia estos
sucesos. Sin embargo, aunque el menor aprenda a hacer
un buen uso de las redes sociales, su entorno más
próximo, los adultos de su alrededor, deberán acompañarle
en su protección, permitiendo siempre que el menor se
sienta libre de poder descubrir, aprender y experimentar
por si mismo, evitando con ello la sobreprotección.
Por otro lado, uno de los elementos más importantes
es establecer un vínculo de confianza con su hijo o
hija, puesto que se puede procurar seguir todas las
prevenciones posibles y nunca serán suficientes. Por ello,
cabe la posibilidad de que su hijo se encuentre ante dicha
situación y frente a ella, debe sentirse seguro y cómodo
para contar aquello que le está sucediendo.
Consecuencias del grooming
Este acto produce graves consecuencias, tanto a su
víctima, como al agresor. En el caso de la víctima, las
consecuencias que aparecen pueden ser psicológicas,
físicas y/o sociales, mientras que las consecuencias
dirigidas al acosador tienden a ser de carácter legal. Las
consecuencias del grooming para la víctima y para el
agresor son las siguientes:
Consecuencias del grooming para la
víctima
Consecuencias psicológicas: a raíz de los
acontecimientos el menor puede padecer depresión
infantil, decaimiento de su autoestima, sentimientos de
desconfianza, cambios repentinos de humor e
inesperados, descenso del rendimiento escolar, tendencia
al aislamiento, alteraciones del ritmo del sueño y la
alimentación y en los cases más graves, pueden
aparecer ideas e intentos de suicidio.
Consecuencias físicas: cuando el adulto consigue
consensuar el acto, el menor puede sufrir heridas o
lesiones, así como traumatismos en los casos más graves,
derivados del abuso sexual.
Consecuencias sociales: puede aparecer un declive de
las relaciones sociales, dados los intensos sentimientos de
desconfianza, dificultades en la comunicación, aparición de
chantajes a los familiares por parte del agresor,…
Consecuencias del grooming para el
agresor
Las consecuencias legales para el agresor oscilaran en
función del delito cometido, puesto que será distinto si se
trata de un caso de difusión de imágenes pornográficas,
exhibicionismo, abuso sexual, daño psicológico al menor,
etc,…
Ejemplos de grooming
1. Un ejemplo real que podemos encontrarnos de esta índole,
sucedió cuando dos acosadores abrieron perfiles ficticios
en las redes sociales, engañando a sus víctimas para
obtener imágenes de contenido sexual, llegando a acosar
a 560 personas.
2. Otro ejemplo, sería el de un acosador el cual mediante
WhatsApp ofrecía una recompensa monetaria, de 20€ a
cambio de imágenes sexuales, llegando a regalarle al
menor un teléfono móvil para garantizar seguir en contacto
con el menor.
3. Un hombre fue condenado 16 años de prisión, con una
multa de 7920€, puesto que creo un perfil falso en las
redes sociales, haciéndose pasar por una menor, la cual
ofrecía recargas de móvil a cambio de que le mandaran
imágenes o vídeos de contenido sexual.
4. En otro caso, un hombre se hizo pasar por una chica de 14
años, intercambiándose fotos con diferentes menores,
causando al final que una de sus víctimas se suicidara.
5. Finalmente, otro caso real fue el de un hombre que
conseguía hacerse con las cuentas de las redes sociales
de sus víctimas y con ellas, pedía imágenes de carácter
sexual a sus contactos.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-
Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni
recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un
psicólogo para que trate tu caso en particular.
Algunos de los riesgos más relevantes para los
adolescentes son: el ciberacoso escolar (cyberbullying), el
ciber abuso en la pareja, el sexting (envío de contenidos
de tipo sexual a terceros), el online grooming
(acercamiento de mayores de edad a menores con fines
sexuales a través de la Red) o el uso problemático de
Internet. Estos riesgos, aunque tengan su naturaleza en
Internet, afectan tanto a la realidad online como offline de los adolescentes.
Investigadores del grupo de Ciberpsicología de UNIR, en
colaboración con el equipo Deusto Stress Research de la
Universidad de Deusto, han realizado un estudio pionero
cuyo principal objetivo ha sido el de analizar de qué
manera ocurren y afectan los riesgos de Internet
descritos –si individual o conjuntamente- e
identificar diferentes perfiles de adolescentes
victimizados. Hasta ahora, estas situaciones habían sido
estudiadas individualmente o por asociaciones de algunos
de ellos, pero nunca de forma conjunta.
La investigación se llevó a cabo entre diciembre de 2017 y
abril de 2018, y contó con un total de 3.212
participantes de entre 11 y 21 años, con una edad media
de 13.92 años. De ellos, el 53,7% eran chicas. En el
estudio participaron 22 centros educativos ubicados
en las comunidades autónomas del País Vasco, Asturias,
Castilla-León, Castilla la Mancha, Valencia, Aragón y
Madrid.
Los principales resultados señalan que, entre los
participantes que sufren alguno de los riesgos posibles,
la problemática más prevalente de forma aislada es
el ciberacoso (30%), seguido del online grooming (8%).
Cuando confluyen dos riesgos, las fórmulas más
prevalentes de combinación son la del cyberbullying con
el online grooming (12%) y la del cyberbullying con el
sexting (5%). Con tres riesgos destaca la combinación
de cyberbullying-sexting-grooming (7%), mientras que
algo más de un 5% de participantes presentan la
combinación de cyberbullying-ciber abuso en la pareja-
sexting-grooming.
«Otros estudios han revelado la relación entre varias de
estas problemáticas, pero ninguno ha analizado la
prevalencia simultánea de este conjunto de riesgos de
Internet. Intuíamos que el cyberbullying sería el
problema más señalado, pero además los resultados
confirman que este no ocurre de forma aislada y que
combinaciones como sufrir cyberbullying y practicar
sexting son más frecuentes de lo que parece», aseguran
Juan Manuel Machimbarrena y Joaquín González-
Cabrera, investigadores del grupo de UNIR.
Además, los resultados del estudio apuntan a la
existencia de diferentes perfiles de víctima. «Hemos
encontrado hasta cuatro perfiles relacionados con estas
problemáticas, tales como jóvenes que principalmente
presentan problemas de sexting y grooming,
problemáticas de carácter sexualizado, y otros que
presentan problemas de corte más relacional y con los/as
compañeros/as».
Dados los resultados, los investigadores González-
Cabrera y Machimbarrena recomiendan que profesores,
orientadores y equipos pediátricos «tengan en cuenta que
la aparición de un riesgo puede tanto derivar en otras
problemáticas como provenir de otras conductas de
riesgo en Internet. Por ello es importante que los
protocolos que se activen sean lo más amplios posibles y
no dejen de explorar otras conductas».
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