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Grooming - Lic. Adriana Guraieb


Qué es el grooming y cómo prevenirlo

 

Las nuevas tecnologías han resultado ser un gran avance

en nuestra sociedad y en la actualidad, aquellos más

jóvenes que no disponen de un perfil social en las redes se

quedan al margen de su realidad. Tener un perfil en las

redes sociales puede comportar muchas ventajas en la

socialización y se ha convertido en la fuente de

entretenimiento principal.

Sin embargo, nos topamos frente a una realidad y es que

su uso ha facilitado la aparición de más casos de abuso

sexual a menores. Antes debíamos preocuparnos de que

los niños no se quedaran solos en un parque o no

frecuentaran determinados lugares, pero ahora los más

pequeños pueden estar siendo acosados desde casa, un

fenómeno conocido como "grooming". ¿Cómo podemos

evitarlo? Para conocer qué es el grooming y cómo

prevenirlo, sigue leyendo este artículo de Psicología-

Online.

¿Qué es el grooming?

Existen diferentes tipos de grooming. Aunque su

presentación más habitual sea entre un adulto y un menor,

el grooming también puede darse entre menores, no

obstante generalmente tiende a haber una gran diferencia

de edad, siendo el mayor el abusador.

Grooming: significado

El grooming, también llamado engaño pederasta, es

el ciberacoso ejercido por un adulto hacia un menor,

con el objetivo de obtener fines sexuales. Para ello, el

adulto busca establecer una relación y control emocional

sobre el menor, con el objetivo de preparar el terreno para

un posible abuso sexual, ganándose la confianza del

niño/a.

Por ello, este tipo de ciberacoso o  ciberbullying  tiende a

relacionarse con la pederastia, puesto que ante la negación

del menor de aceptar lo que el adulto le pide, se utilizan las

imágenes para difundirlas.

¿Cómo prevenir el grooming?

¿Cómo evitar el grooming? La principal herramienta para

poder prevenir el grooming se funda en el conocimiento de

su existencia, del mismo modo que alertamos al menor que

debe tener cuidado al cruzar la calle o que no debe

frecuentar zonas determinadas de una ciudad, porque

pueden atracarle, es imprescindible que el menor

reconozca los peligros que puede comportar hacer un

uso inadecuado de las plataformas de Internet y sobretodo,

las redes sociales para evitar el grooming.

El desconocimiento del menor frente a estas prácticas le

convertirá en una victima más vulnerable frente a ellos, por

este motivo es fundamental mostrarles a sus padres un

conjunto de pautas para fomentar la prevención de este

ciberacoso. Para prevenir el grooming es necesario:

 Seguridad. Es indispensable el aprendizaje del uso de las

redes sociales de una forma segura, evitando introducir

información personal sobre por ejemplo, la localización del

menor o sus hábitos en su vida cotidiana, como por

ejemplo las extra-escolares, los lugares que más

frecuenta,…

 Privacidad. Hacerle comprender al menor la importancia

de la privacidad y enseñarle a hacer uso de las

herramientas de las redes sociales que preservan esta

privacidad. Además de educarle en la capacidad de

decisión en aceptar a sus amistades en las redes sociales,

evitando aceptar a las personas desconocidas, así como

evitando a aceptar invitaciones a mensajes o juegos

privados extraños.


 Casos de grooming. Mostrarle a los hijos las diferentes

noticias publicadas en referencia a casos de grooming,

para que tomen consciencia de dicha situación e

información y observen que estos hechos se dan de

manera cotidiana y le pueden suceder a cualquiera.

Toda información que pueda presentarse parecerá

insuficiente, no obstante la prevención empieza en la

consciencia y la comprensión del menor hacia estos

sucesos. Sin embargo, aunque el menor aprenda a hacer

un buen uso de las redes sociales, su entorno más

próximo, los adultos de su alrededor, deberán acompañarle

en su protección, permitiendo siempre que el menor se

sienta libre de poder descubrir, aprender y experimentar

por si mismo, evitando con ello la sobreprotección.

Por otro lado, uno de los elementos más importantes

es establecer un vínculo de confianza con su hijo o

hija, puesto que se puede procurar seguir todas las

prevenciones posibles y nunca serán suficientes. Por ello,

cabe la posibilidad de que su hijo se encuentre ante dicha

situación y frente a ella, debe sentirse seguro y cómodo

para contar aquello que le está sucediendo.


Consecuencias del grooming

Este acto produce graves consecuencias, tanto a su

víctima, como al agresor. En el caso de la víctima, las

consecuencias que aparecen pueden ser psicológicas,

físicas y/o sociales, mientras que las consecuencias

dirigidas al acosador tienden a ser de carácter legal. Las

consecuencias del grooming para la víctima y para el

agresor son las siguientes:

Consecuencias del grooming para la

víctima

 Consecuencias psicológicas: a raíz de los

acontecimientos el menor puede padecer depresión

infantil, decaimiento de su autoestima, sentimientos de

desconfianza, cambios repentinos de humor e


inesperados, descenso del rendimiento escolar, tendencia

al aislamiento, alteraciones del ritmo del sueño y la

alimentación y en los cases más graves, pueden

aparecer ideas e intentos de suicidio.

 Consecuencias físicas: cuando el adulto consigue

consensuar el acto, el menor puede sufrir heridas o

lesiones, así como traumatismos en los casos más graves,

derivados del abuso sexual.

 Consecuencias sociales: puede aparecer un declive de

las relaciones sociales, dados los intensos sentimientos de

desconfianza, dificultades en la comunicación, aparición de

chantajes a los familiares por parte del agresor,…

Consecuencias del grooming para el

agresor

Las consecuencias legales para el agresor oscilaran en

función del delito cometido, puesto que será distinto si se

trata de un caso de difusión de imágenes pornográficas,

exhibicionismo, abuso sexual, daño psicológico al menor,

etc,…

Ejemplos de grooming

1. Un ejemplo real que podemos encontrarnos de esta índole,

sucedió cuando dos acosadores abrieron perfiles ficticios

en las redes sociales, engañando a sus víctimas para

obtener imágenes de contenido sexual, llegando a acosar

a 560 personas.

2. Otro ejemplo, sería el de un acosador el cual mediante

WhatsApp ofrecía una recompensa monetaria, de 20€ a

cambio de imágenes sexuales, llegando a regalarle al

menor un teléfono móvil para garantizar seguir en contacto

con el menor.

3. Un hombre fue condenado 16 años de prisión, con una

multa de 7920€, puesto que creo un perfil falso en las

redes sociales, haciéndose pasar por una menor, la cual

ofrecía recargas de móvil a cambio de que le mandaran

imágenes o vídeos de contenido sexual.


4. En otro caso, un hombre se hizo pasar por una chica de 14

años, intercambiándose fotos con diferentes menores,

causando al final que una de sus víctimas se suicidara.

5. Finalmente, otro caso real fue el de un hombre que

conseguía hacerse con las cuentas de las redes sociales

de sus víctimas y con ellas, pedía imágenes de carácter

sexual a sus contactos.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-

Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni

recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un

psicólogo para que trate tu caso en particular.

Algunos de los riesgos más relevantes para los

adolescentes son: el ciberacoso escolar (cyberbullying), el

ciber abuso en la pareja, el sexting (envío de contenidos

de tipo sexual a terceros), el online grooming

(acercamiento de mayores de edad a menores con fines

sexuales a través de la Red) o el uso problemático de

Internet. Estos riesgos, aunque tengan su naturaleza en

Internet, afectan tanto a la realidad online como offline de los adolescentes.

Investigadores del grupo de Ciberpsicología de UNIR, en

colaboración con el equipo Deusto Stress Research de la

Universidad de Deusto, han realizado un estudio pionero

cuyo principal objetivo ha sido el de analizar de qué

manera ocurren y afectan los riesgos de Internet

descritos –si individual o conjuntamente- e

identificar diferentes perfiles de adolescentes

victimizados. Hasta ahora, estas situaciones habían sido

estudiadas individualmente o por asociaciones de algunos

de ellos, pero nunca de forma conjunta.

La investigación se llevó a cabo entre diciembre de 2017 y

abril de 2018, y contó con un total de 3.212

participantes de entre 11 y 21 años, con una edad media

de 13.92 años. De ellos, el 53,7% eran chicas. En el

estudio participaron 22 centros educativos ubicados

en las comunidades autónomas del País Vasco, Asturias,


Castilla-León, Castilla la Mancha, Valencia, Aragón y

Madrid.

Los principales resultados señalan que, entre los

participantes que sufren alguno de los riesgos posibles,

la problemática más prevalente de forma aislada es

el ciberacoso (30%), seguido del online grooming (8%).

Cuando confluyen dos riesgos, las fórmulas más

prevalentes de combinación son la del cyberbullying con

el online grooming (12%) y la del cyberbullying con el

sexting (5%). Con tres riesgos destaca la combinación

de cyberbullying-sexting-grooming (7%), mientras que

algo más de un 5% de participantes presentan la

combinación de cyberbullying-ciber abuso en la pareja-

sexting-grooming.

«Otros estudios han revelado la relación entre varias de

estas problemáticas, pero ninguno ha analizado la

prevalencia simultánea de este conjunto de riesgos de

Internet. Intuíamos que el cyberbullying sería el

problema más señalado, pero además los resultados

confirman que este no ocurre de forma aislada y que

combinaciones como sufrir cyberbullying y practicar

sexting son más frecuentes de lo que parece», aseguran

Juan Manuel Machimbarrena y Joaquín González-

Cabrera, investigadores del grupo de UNIR.

Además, los resultados del estudio apuntan a la

existencia de diferentes perfiles de víctima. «Hemos

encontrado hasta cuatro perfiles relacionados con estas

problemáticas, tales como jóvenes que principalmente

presentan problemas de sexting y grooming,

problemáticas de carácter sexualizado, y otros que

presentan problemas de corte más relacional y con los/as

compañeros/as».

Dados los resultados, los investigadores González-

Cabrera y Machimbarrena recomiendan que profesores,

orientadores y equipos pediátricos «tengan en cuenta que

la aparición de un riesgo puede tanto derivar en otras

problemáticas como provenir de otras conductas de

riesgo en Internet. Por ello es importante que los

protocolos que se activen sean lo más amplios posibles y

no dejen de explorar otras conductas».

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